Feito manifestó que no cree que la economía comience su recuperación hasta la segunda mitad del próximo año, primero de forma muy lenta para luego ir acelerando el ritmo de modo progresivo. Desde la perspectiva que le da el haber ocupado altos cargos en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco de España, manifestó que «Tenemos que ser optimistas». La rapidez del proceso dependerá, a su juicio, de la evolución de la crisis financiera, de la que depende el futuro de la economía. Ante un auditorio que incluía a un centenar de los empresarios más representativos de la provincia, Feito recordó que los problemas actuales no se ciñen exclusivamente a los balances de las grandes entidades bancarias sino a la difícil situación que se está creando para el ciudadano medio, especialmente empresarios y trabajadores.
Aceptando que la economía puede ser considerada como una ciencia, un análisis del pasado puede ser útil para observar los posibles escenarios futuros. Así, el conferenciante recordó que en la anterior crisis, la sufrida en los inicios de la década de 1990, los peores datos de empleo se situaron en 1993, es decir, un ejercicio posterior al que mostró los primeros síntomas de recuperación. Por ello, en su opinión, si se traslada este comportamiento a nuestros días, el resultado podría ser que entre finales de 2008 y 2010 la destrucción de puestos de trabajo será importante. Debido a que por esas fechas se vivirán las consecuencias de la situación actual, 2010 será el año más duro para el mercado laboral siempre y cuando se inicie esa lenta recuperación de aquí a unos meses, que es, de hecho, el plazo con el que los gobiernos cuentan para actuar. Por tanto, se debe actuar ahora.
A continuación, Feito recordó las medidas que el liberalismo contempla para casos como el presente, que, en esencia son, a su juicio, dos. La primera, una mayor flexibilidad laboral (aminorando las cotizaciones a la Seguridad Social y reduciendo los costes del despido); y la segunda, una rebaja de impuestos, particularmente los relacionados con las empresas. El conferenciante se lamentó, sin embargo, de que estas medidas «nunca son políticamente correctas, pese a que el mayor beneficiado de un empresario con mejores condiciones es el trabajador y las familias».
Por último, y siempre en su opinión, «otra opción es quedarse parado y esperar que todo pase con el menor daño posible», refiriéndose a la actitud del Gobierno. Asimismo insistió en que, por encima de lo que ocurra en los próximos meses, lo único innegociable es la supervivencia del sistema financiero.
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