Eric Hobsbawm ha fallecido a los 95 años dejando el legado de una larga, brillante y muy fructífera trayectoria profesional. Buena parte de su obra es de referencia obligada para varias generaciones de investigadores interesados en los períodos más recientes de la Historia. Su enorme influencia se ha articulado a través de publicaciones como la magnífica trilogía que incluye The Age of Revolution, The Age of Empire, y Age of Extremes. La traducción al castellano de Age of Extremes ha sido uno de los libros de historia más leídos y comprados en sus sucesivas ediciones, ya que Hobsbawm que siguió completándolo hasta el final de sus días.
Aunque existen infinidad de investigaciones que estudian los principales acontecimientos históricos del siglo XX, pocos han tenido tanta repercusión como los de Hobsbawm. Muy bien escritos y enfocados desde una perspectiva global, ha demostrado que la Historia no se edifica con la colocación de piezas ordenadas cronológicamente, sino a través del modo en el que se conectan esas piezas y la forma en las que se les concede un significado. Por ello ha sido y es uno de nuestros autores de cabecera.
Hobsbawm nació en Alejandría, en 1917, en una familia judía. Creció en Viena y Berlín antes de trasladarse a Londres en 1933, el año en el que Hitler llegó al poder en Alemania. Estudió en la Universidad de Cambridge, donde convivió con Turign o con los descubrimientos de la estrucura del ADN. Estuvo en Moscú después de la muerte de Stalin y conoció en directo los movimientos revolucionarios de América Latina. En 1947 se convirtió en profesor en la Universidad londinense de Birkbeck, con la que colaboró durante años hasta llegar a ser rector. En 1978 ingresó en la prestigiosa British Academy. Tras recibir decenas de doctorados y de grados honoríficos, impartió clases desde su retiro en la New School for Social Research in New York.
Historiador del movimiento obrero, la vida política de Hobsbawm se vio marcada por su pertenencia al Partido Comunista, en cuyas filas ingresó en los inicios de la década de 1930: “Me hice comunista en 1932, aunque en realidad no ingresé en el Partido hasta mi llegada a Cambridge en otoño de 1936”. Así arranca el capítulo 9, “Ser comunista” de Años interesantes. Una vida en el siglo XX (2003).
Hobsbawm era un historiador marxista. Para algunos esta definición será sinónimo de investigador parcial, mediatizado por una ideología equivocada y, por tanto, poco «científico» según el punto de vista de la «objetividad» demócrata-liberal. Los que lo observan así no han comprendido o han olvidado que el método marxista es una forma de análisis de la realidad social.
Hobsbawm nos ha dejado pero su obra seguirá siendo fuente de inspiración.
“La crítica de la retórica de los mitos históricos es una tarea de
los historiadores de hoy, sobre todo en casos donde hay nacionalismos”
Eric Hobsbawm, El País, 12 de abril de 2003
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